No tienen la fama ni mueven el mismo público que los encierros de San Fermín en Pamplona, pero los igualan en emoción y espectacularidad. En estas fechas la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes atrae a miles de visitantes que participan o simplemente acuden a presenciar los encierros que durante unos días convierten a esta ciudad en «la Pamplona chica«. Una vieja tradición que se remonta al siglo XVI.
Como cada año la festividad en honor del Santísimo Cristo de los Remedios (el 28 de agosto) llena toda la emana con su programa de festejos. El viernes se inauguró la semana de fiestas con el primer encierro, bastante accidentado, que se saldó con cuatro heridos. Un millar largo de corredores llegados de todo el país se echaron a la calle para completar el recorrido hasta la plaza de toros desafiando el peligro. Para evitar males mayores, el SUMMA 112 ha preparado como cada año un dispositivo de seguridad y atención médica en varios lugares estratégicos de la localidad.
Es normal que cada año el ciclo de encierros se salde con varios sustos y bastantes moratones y heridas leves. En los últimos años, el peor recuerdo es el de los encierros de 2005, cuando un tapón humano causado por la aglomeración de corredores en la puerta de entrada a la plaza provocó más de sesenta heridos. Las autoridades y los «pastores» que dirigen a la manada y aconsejan a los mozos no se cansan de repetir que los encierros no son un juego y hay que extremar las precauciones.
No falta tampoco la polémica en estas fiestas, ya que las asociaciones de defensores de los animales denuncian año tras año el maltrato al que los toros son sometidos en este tipo de eventos, si bien la mayoría de los vecinos de Sanse ven con buenos ojos que la tradición continúe y que sus encierros sean los segundos más famosos del mundo.