Toda gran capital cuenta entre sus atractivos turísticos con un gran Jardín Botánico. Madrid no es una excepción. Se trata de un lugar donde pasear, relajarse, oxigenarse y estar en contacto con la naturaleza. Un oasis verde en pleno centro de la capital de España: el Real Jardín Botánico.
Este espacio fue creado a mediados del siglo XVIII para albergar y exhibir las numerosas y exóticas especies vegetales que llegaron del Nuevo Mundo. Exactamente en el año 1755 Fernando VI ordenó la creación de un jardín botánico en la Huerta de Migas Calientes, a orillas del río Manzanares. Pronto se iba a convertir en uno de los centros botánicos más prestigiosos de Europa.
El Real Jardín Botánico se mudó a su emplazamiento actual en el Paseo del Prado dos décadas más tarde, enriqueciendo su oferta con nuevas y maravillosas especies traídas a España tras expediciones como la del Orinoco y la del del Virreinato del Perú.
Si visitas este lugar tienes que ver en primer lugar el Invernadero de Graells, un espacio especialmente diseñado lleno de plantas tropicales como orquídeas y bromelias situadas en estanque de pequeñas dimensiones. Un lugar mágico y hermoso.
Otros puntos de interés son los invernaderos de los climas tropical, desértico y templado, la exhibición de bonsais y el famoso ciprés de 240 años de antigüedad, el abuelo del jardín, y un espectacular olmo del Cáucaso de más de 40 metros de altura.
El Real Jardín Botánico está abierto al público todos los días del año con excepción de Navidad y Año Nuevo a partir de las diez de la mañana. ¡No te lo pierdas!