Algunas grandes capitales son famosas por estar atravesadas por emblemáticos y grandes ríos: parís y el Sena, Londres y el Támesis, Viena y el Danubio… El río de Madrid es un río modesto pero con personalidad: es el Manzanares, un afluente por la derecha del Jarama, que, a su vez, es tributario del Tajo.
El Manzanares nace en la cumbres nevadas de la Sierra de Guadarrama y discurre totalmente por la Comunidad de Madrid, entrando en la capital de España cerca del Monte de El Pardo (y alimentando el embalse del mismo nombre) para iniciar su tramo urbano pasando por las zonas de la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo, donde recibe las aguas del arroyo de Meaques.
El Manzanares es además la frontera natural de varios distritos de la capital. En su margen suroeste quedan los barrios de Latina, Carabanchel, Usera y Villaverde mientras que al noreste se ubica el Centro, Arganzuela, Puente de Vallecas y Villa de Vallecas. Pasa muy cerca del estadio Vicente Calderón, donde juega sus partidos el Atlético de Madrid. No por nada este estadio se llamaba anteriormente «Estadio del Manzanares».
El Manzanares abandona Madrid por el municipio de Getafe, donde recibe las aguas del arroyo Culebro, justo antes de desembocar en aguas del Jarama, en el entorno de Rivas-Vaciamadrid.
Aunque muy querido por los madrileños, debido a su escaso caudal ha sido objeto de todo tipo de chistes y sátiras hirientes por parte de novelistas y poetas. Un poema del propio Quevedo dice: «Manzanares, Manzanares, arroyo aprendiz de río». En los últimos años se han emprendido obras de mejoramiento mediante esclusas para conservar y acrecentar el caudal, sin las que el nivel del río sería muy bajo en su mayor parte. El objetivo es hacerlo navegable en algunos tramos para embarcaciones menores y deportes como piragüismo y remo.