Pocos lugares de la capital de España poseen tanto atractivo como La Plaza Mayor. Ubicada en pleno centro de la ciudad, muy próxima a la Puerta del Sol y a la calle Mayor. La plaza es punto de paso obligado para todo aquél que acuda a conocer la capital madrileña. Hasta que se transladó a su actual emplazamiento en la Plaza de Cibeles, el Ayuntamiento de la urbe se encontraba aquí.
En su punto central se levanta la estatua de Felipe III de España. Es una estatua ecuestre diseñada por el escultor transalpino Juan de Bolonia y que data de comienzos del siglo XVII. También son característicos los numerosos arcos que dan acceso a su interior, algunos tan conocidos como el Arco de Cuchilleros.
A lo largo de los tiempos la Plaza Mayor ha tenido diferentes denominaciones en función del sistema político que rigiera en España. Así, se llamó Plaza de la Constitución, Plaza del Arrabal, Plaza Real o Plaza de la República. Lo más destacado de la misma es el conjunto de edificios que la enmarca. En la zona norte se alza la Casa de la Panadería y justo en el otro extremo se eleva la Casa de la Carnicería, que evocan tiempos pasados cuando los gremios de oficios se localizaban en los alrededores de la misma.
Otros rasgos destacados son sus soportales, que dan cobijo en invierno y resguardo en verano y sus 237 balcones. En la actualidad La Plaza Mayor es un centro turístico, visitado por miles de personas de todo el mundo. La plaza es un hervidero de gentes que van y vienen, leen sentados al sol, toman café en uno de los restaurantes y terazas que hay, conversan con los amigos o disfrutan de los dibujantes de caricaturas, mimos, y artistas varios que han tomado el lugar como su sitio de trabajo habitual.