El rumor aparecó hace una semanas y se extendió como la pólvora: el ayuntamiento de Madrid estaba valorando la posibilidad de implantar un peaje urbano para los vehículos que circularan por el centro de la ciudad, imitando el sistema que ya existe en otras grandes capitales como por ejemplo Londres.
Parecía una solución para los problemas de contaminación atmosférica de la ciudad, aunque por otro lado un nuevo impuesto con el que gravar los castigados bolsillos de los madrileños.
Pero esta semana la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha puesto fin a todas las especulaciones asegurando que el Ayuntamiento no establecerá de momento ningún tipo de peaje para evitar la contaminación que producen los coches que entran cada día a la ciudad, entre otras cosas porque eso iría «en contra de ese espíritu abierto que es característico de la ciudad».
Parece ser que los esfuerzos para lograr una ciudad más verde y más respetuosa con el medio ambiente van por otro camino: más carriles bici y zonas peatonales.
Aunque la alcaldesa insiste en afirmar que los niveles de contaminación de la ciudad son mínimos, hay una realidad constatable: la de la famosa «boina» que aparece sobre el cielo de la capital de España y su área metropolitana. Para intentar eliminar, o al menos reducir esta fea y molesta nube sobre los tejados de la ciudad se ha credao una línea de subvenciones para el cambio de vehículos de taxi por otros menos contaminantes que el diesel. De momento, nada de peaje.